mercoledì 22 ottobre 2008

cosas que a cosas llegan

Elevar la policía a categoría estatal, equiparándola, y aún más que equiparándola, identificándola con el Ejército y la Magistratura, en figuración geométrica triangular, que sostenga el Estado mismo, es darle configuración de poder supremo y absoluto a lo policíaco. Ese triángulo o trípode figurativo, como base y fundamento del Estado, lo niega, lo anonada, lo disuelve en su ego como el famosísimo de Luis XVI.
Ese Estado soy yo, dice el Diablo. Decía Descartes que "para creer que la suma de los ángulos de un triángulo es igual a dos rectos hay que creer en Dios". Para creer que este triángulo jurídico-militar-policíaco es la fuerza que sostiene al Estado hay que creer en el diablo sobre todo porque esta triple policía diabólica es internacional y cosmopolítica.

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Hay una ecología del silencio, de la que, naturalmente, es mejor no hablar. Ni de su música callada, ni de su soledad sonora. Tampoco hay que hablar de la luminosa ecología de los astros que brillan por su ausencia.

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No se puede exterminar a los pueblos cuando sus hombres mueren por ellos. Mueren y matan. Porque pelean de verdad, por su verdad. Un resistente es todo lo contrario de un terrorista.


José Bergamín
Escritos para Punto y Hora en 1980

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